''Marchar o no marchar'' resume de una manera simple el titular de 14ymedio de Miriam Celaya. Como si de eso se tratara: de marchar o no marchar…
Es comprensible el no ir. Es comprensible el miedo. Yo cargo con mi miedo y voy, pero no es fácil enfrentarse a una jauría impune y pasar cada domingo en calabozos hediondos. No es fácil que te partan un brazo y que ni siquiera el médico pueda darte un certificado o la placa como prueba porque no se lo permiten. No es fácil que una mujer vestida de verde en un arranque de ira te muerda la cara y te diga “puta, cállate”, mientras gritas “¡Vivan los derechos humanos!”. No es fácil que te monten en un patrullero y en medio de un monte rastrillen una pistola en tu cabeza y te digan “despídete”. No es fácil que te tengan cada domingo esposada más de 4 horas, cortándote la circulación y no te dejen ir a orinar y termines haciéndolo en los pantalones. No es fácil ver llegar a tu marido tinto en sangre y vendado y al domingo siguiente que el agresor te pase por al lado repartiendo palos de nuevo totalmente impune. Eso no lo paga nada. Ese ''via crucis'' solo se aguanta y se hace por pasión, por rebeldía, por vergüenza, por lealtad a uno mismo.
Marchar o no marchar, yo diría, acompañar o no acompañar, desde lo que cada cual puede o sabe hacer.
Es subrayable que 14ymedio comenzara a reportar hace apenas unos pocos domingos los arrestos porque era escandaloso no hacerlo ya; sin embargo noticia como si fuera cosa de las Damas de Blanco y no menciona el nombre #TodosMarchamos ni las demandas de la Campaña Libertad para los presos políticos, una ley de Amnistía con eliminación de la figura predelictiva y el Derecho a la manifestacion pública en Cuba.
El ignorar, el invisibilizar, la falta de solidaridad y la indolencia, he ahí, quizás, Miriam Celaya, el dilema.
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