Llevo dos horas escribiendo en el café Salambó, son las cinco de la tarde y pensaba ir a un concierto, pero publicaron en eventos de Facebook que lo suspendían, mientras esperaba escucho Soundcloud, jazz delicado y sublime, también algo de soul, no me sacó de la cabeza la interacción de las redes en este invierno, no importa el frío para quienes estamos escribiendo. Delante de mi una pareja de lesbianas me llaman la atención, justo a su lado, hay una pareja de gays que parecen tejidos con la misma piel.
Mientras que las lesbis son muy curiosas, una es negra infinita pelada casi al cero, mientras la otra es muy morena, yo tengo los cascos y creo que es andaluza. Cuando me los quito, descubro que es Argentina....
Ellas no saben que acabo de ver Carol, la película excelente donde Kate Blanchet hace de casada hetero que se pasa al sexo que responde a su corazón; y hasta escribí un post sobre los prejuicios que antes las limitaban socialmente a expresarse como siempre, ahora no. Ellas me miran con desconfianza...
Yo sigo escribiendo y sonrió. Salambó es más que un café en Grácia santificado por el cine Verdi. Llega mi cita, mi chica y plego del bar- café de diseño... Mirando la planta superior donde mi amigo Bruno Galindo presentó su novela para sembrar otro recuerdo en mi.
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