Para quienes vivimos los últimos 15 años en Barcelona. "La Paladar del Son," era un referente nostálgico de la cubanía importante. Confieso que no me llamaba la atención su estética; tampoco, la estridencia alta de su música. Me gustaba saber que en algún momento yo pasaba por aquí, entraba y encontraba a una cocinera espléndida y maravillosa, de la cual me hice muy amigo. Su picadillo o ropa vieja, y tostones, eran únicos y mi hija que jamás ha ido a Cuba, se los comía devorándolos.
Hoy la Paladar está cerrada, lleva tiempo así, varios meses, desde que su última dueña la convirtió en el eje de su decadencia por motivos varios. Escribí varios post de su existencia, aunque no me gustaba del todo, lo que allí acontecía. Era una metáfora de Cuba en su estilo.
No pensé que le echaría en falta. Dentro de poco, seguro será un restaurante chino. Por suerte, hay ya otros locales donde curar nostalgia. Pero algo se pierde tras estas paredes donde quedaron grabados muchos boleros y sones cantados los domingos por la tarde.
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