Estamos en el medio natural de la felicidad en el verano vacacional de mi hija.
Es feliz revolcada en la arena. Yo tengo la suerte de su existencia. Ella, el mar y yo...
No es el helado y la orxata de ayer, lo que me hace feliz, incluso no tiene la culpa el mar.
Si mi hija sonríe así, es lo más cerca que puedo estar de la arquitectura de la felicidad.
Es feliz revolcada en la arena. Yo tengo la suerte de su existencia. Ella, el mar y yo...
No es el helado y la orxata de ayer, lo que me hace feliz, incluso no tiene la culpa el mar.
Si mi hija sonríe así, es lo más cerca que puedo estar de la arquitectura de la felicidad.
Detrás de ambos no está el mar, ni la montaña, está el paraíso que tiene un nombre: San Pol De Mar.
Que ocupa un sitio en el Maresme barcelonés, entre Calella y Canet de Mar. Que me lleva a un sitio de mi memoria habanera, entre Santa María del Mar y Guanabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario