Lo que sigue es un fragmento de la biografía de Chopin. La recordé cuando el escritor cubano residente en París escribió sobre su preferencia por este romántico del siglo xix que adoramos muchos.
Ya escribí un post sobre la fascinación del escritor "Honorat de Balzac" por la Condesa de Merlin que terminó por describirla en una novela.
Sin dudas, esta cubana dejó huella en dos intensas referencias culturales del romanticismo literario y musical de París en el siglo XIX.
"Chopin no era cubano, pero un soleado domingo de junio de 1837, coincidió en la casa de campo del marqués de Custine, en las afueras de París, con Berlioz y Chateaubriand; aunque lo más interesante de la velada fue para Chopin ``una cubana que, sin ser profesional, se atrevió a cantar un aria de Bellini con el tenor Duprez. Y lo hizo bastante bien'', se trataba de la Condesa de Merlin. La prueba es que él se animó a tocar dos estudios, una balada y hasta improvisó. La simpatía de Chopin por la condesa había surgido durante la cena mientras ella confiaba su sueño de regresar a La Habana, su ciudad natal. Por eso cuando luego le pidieron que cantara canciones en español, viéndola tan dispuesta, él se sentó voluntariamente al piano y la acompañó a cantar y bailar. Y dicen que esa madrugada, de regreso a París en su cabriolé, el creador de música iba tarareando una de las canciones que le oyó a la Merlin. Acaso La mano o Guarda esta flor, halladas entre los papeles de la condesa después de su muerte."
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