Admito una razón mayúscula cuando veo a alguien tan concentrado leyendo en público. O sea, en un bus o en el metro. Siempre he pensado que si vas con mucho cuidado y la desnudas sería incapaz de darse cuenta de tu acto. Pues no está en este mundo. No pertenece a una religión que conozcas. Habita fuera de este lugar; está donde el autor del libro desea.
Me pongo malo cuando no puedo ver cuál es el libro que le provoca esto, apenas respirar, nunca subir los ojos, no moverse ni por los frenazos.
Sólo sé que no está muerta leyendo, pues al llegar a su parada se levanta con la mirada en otro lugar y con el cuerpo en el vagón. Demás esta decir que no se ha dado cuenta de que va desnuda.
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