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miércoles, 5 de octubre de 2016

Hoy (4 de octubre) sería un aniversario más. Sigue sin ser un día cualquiera.

Nota.
Hoy sería aniversario de boda más  con mi ex (Yara Duverger Vidal). Miento si digo que no recuerdo esa boda en la calle Calzada y 10 del Vedado, en La Habana donde ambos nacimos. Por lo civil, y rodeados de amigos.  Nunca tuve anillo de boda. La felicidad en la precariedad también existe. Hacíamos el amor con un solo ventilador y sudábamos con duchas metidas en la piel.  El  té ruso no faltaba y los libros y amigos europeos y americanos del norte y hablar mal del gobierno.
Hoy he dormido poco y no es el catarro. Aunque he tenido buena noche,  no he tenido buen sueño. 
Son cosas aisladas: la noche y el sueño de una noche de otro.
Yo llevaba ese día, una camisa de mi suegro que ya vivía en Sevilla, me quedaba grande,  y aún tenía un pendiente de aro y el pelo con una coleta. Ella llevaba un vestido verde y amarillo como la bandera de Brasil, que siempre he creído que es un homenaje al limón.
Y nos besamos.
 
Uno siempre dice de todo aquello quedó una hija. Es cierto, pero hay cientos de recuerdos y ningún cementerio vacío para enterrarlos y que un poeta nostálgico y acatarrado en pleno mediterráneo los olvide.
Hoy (4 de octubre)  sería un aniversario más, ya no lo es, pero sigue sin ser un día cualquiera.

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