Cuando George Gershwin llegó a La Habana en febrero de 1932
para pasar dos semanas de vacaciones; el pueblo cubano (la élite) lo recibió
con gran admiración. En esa época Gershwin era ya un gran compositor,
reconocido en todo el mundo.
Hay una anécdota de ese corto viaje. En La Habana oyó tocar
a Ignacio Piñeiro y su Septeto. Tan
sorprendido quedó con la riqueza de esa música, o sea son cubano original y en vivo,
que a su regreso a los Ángeles y en ese mismo año, Gershwin le regalaba al
mundo una composición inspirada nada menos que en "Échale Salsita" de
Ignacio Piñeiro. Noche de bongó, claves,
güiro y maracas -instrumentos poco conocidos en los Estados Unidos en esa
época- fue la del estreno de la 'Obertura Cubana' de George Gershwin en Nueva
York.
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