"La Felicidad es una pluma que el viento vuela por lo alto"...
Eso lo dice María Bethania en la canción "A Felicidade." Justo cuando estoy a punto de coger un avión (Air France) a volar a París a pasar la Navidad 2016.
Un París que no acaba nunca, pase lo que pase... Luego, continua Bethania, "que para que esa felicidad se mantenga, precisa que haya viento sin parar."
Lleva razón.
La continuidad de la felicidad es casi imposible, sin el viento que es el aliento de tener amigos por tantos años. Mantenidos a distancia o cercanos.
Aunque para mí no es cuando esa pluma está en lo alto cuando hay Feicidad, sino cuando aterriza y sé que he vuelto a casa. A París donde comencé mi trayectoria de vida en Europa y donde siempre estoy seguro de encontrar entre amigos entrañables como Sarah Caron calor y Felicidad.
Ahora me rompé el sistema emocional dejar Barcelona a punto de caer la tarde donde la belleza es un ángulo entre el cielo y el mediterraneo donde mi hija está justo en el centro de mi partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario