Me llamó mucho este señor y su coche cocina de perros calientes junto al Sena detrás del Louvre. Nada que ver con los clásicos que comí en la acera exterior del Central Park en New York. Aquellos son tres veces más grandes.
Este no recordaba haberlo visto en viajes anteriores, pero es evidente que no es nuevo. Nuevo son mis ojos en decubrirlo.
Este no recordaba haberlo visto en viajes anteriores, pero es evidente que no es nuevo. Nuevo son mis ojos en decubrirlo.
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