La fascinación nace de la fragilidad aparente del Pont des Art, escenario de una novela radial en mi vida: Rayuela de Cortázar. Construido de 1801 a 1804, fue el primer puente metálico de la capital francesa sobre el Sena. Cortázar y yo...
La idiotez de ponerle candados terminó con el encanto de las rejillas que tenían sus barandas o su pasamanos.
Ahora ( dic 2016) son de cristal, lo que a nivel estético para mi ha perdido mucho. Pero al menos no están los malditos y desagradables candados que llegaron a ser un millón según la alcaldía de París con un peso de 45 toneladas. Un horror.
De Rayuela....
"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Pero ella no estaría ahora en el puente. Su fina cara de translúcida piel se asomaría a viejos portales en el ghetto de Marais, quizá estuviera charlando con una vendedora de papas fritas o comiendo una salchicha caliente en el boulevard de Sébastopol. De todas formas subí al puente, y la Maga no estaba…“
Julio Cortázar en Pont des Art.
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