Las mercerías de Gràcia son de lo que
no hay ya. Esos pequeños negocios privados casi siempre familiares de personas
entrañables que conocen todos los entresijos del barrio y han visto crecer a
todos. Vistiéndolos y ayudando a recuperar ropa. Aquí se inventó el reciclaje
antes que llegara el prè ta porte.
Las mercerías son la esencia de este
barrio barcelonés, aunque van muriendo con cada retiro de sus dueñas.
Van muriendo con la modernidad y las baratijas del mundo asiático.
Si te gusta la infraestructura de la
costura y sus múltiples detalles y accesorios, es aquí donde recuerdas un
mundo. La Barcelona que no viví. Yo mientras pueda seguiré entrando.
Para mí es un expo vintage. Un paseo por la memoria. Y llevo a mi hija y le enseño un mundo que apenas tiene presencia en su vida cotidiana. Dedales, cientos de tipos de botones diferentes, hilos de todos los colores y tipos. Siempre le digo que su abuela cuando ha venido de Cuba, entraba aquí a recordar su pasado en esa isla. Y su abuela de Miami, en Cuba los domingos se sentaba en el sofá a remendar calcetines. Con una bola de madera bellísima que facilitaba la cocerlos. Siempre con su dedal para no dañarse los dedos.
Para mí es un expo vintage. Un paseo por la memoria. Y llevo a mi hija y le enseño un mundo que apenas tiene presencia en su vida cotidiana. Dedales, cientos de tipos de botones diferentes, hilos de todos los colores y tipos. Siempre le digo que su abuela cuando ha venido de Cuba, entraba aquí a recordar su pasado en esa isla. Y su abuela de Miami, en Cuba los domingos se sentaba en el sofá a remendar calcetines. Con una bola de madera bellísima que facilitaba la cocerlos. Siempre con su dedal para no dañarse los dedos.
Algunas para hacer algo de caja
necesitan vender ropa interior, pijamas y batas y otros argumentos necesarios
para el barrio y su clientela. .
Cada vez quedan menos. Entre
comercios de baratijas asiáticas de todo tipo, y grandes almacenes esta vida
desaparece, casi cien años después de haber surgido muchas en las primeras
décadas del siglo XX. Como el vinilo y su soporte: el tocadiscos. A veces la
nostalgia es historia. No hay que vivir en ella, pero si saber que existe.
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