Una gitana en el Mercado cerca de casa cuando pasé cerca dijo:
"¡¡¡Trapos de cocina, las braguitas cariñosas !!!"
Para un sábado de primavera y temperatura prodigiosa en Barcelona y yo a punto de volar a Varsovia- Polonia, una frase así, está obligada a una reflexión linguïstica. O no.
El simple hecho de añadir, "cariñosas" como adjetivo amoroso a unas braguitas, es de una lucidez prodigiosa. Lo dice casi todo.
En mi cabeza, los colores, las texturas, las de encaje, la cintura, los lunares, las azul klein, las de seda cortadas a láser sin costura tan modernas, los matices en la piel, las 'inolvidables' (vivirán en mí) como el bolero...
Me río de janeiro y sigo...
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