Mi hija sólo tenía diez meses cuando nos la llevamos a Roma. La anécdota más impactante sucedió en la Capilla Sixtina dentro del Vaticano.
Maya comenzó a llorar desconsoladamente en medio de aquel silencio, roto por algunas voces que los de seguridad mandaban a callar. Y a mi, más que mandarme a callar, me sentaron justo en el centro de la Capilla a consolarla y darle un biberón...
Ella no recuerda ese viaje y me pregunta qué le pasó al edificio que tiene detrás. Le aclaro; que fue en Roma. Que ese es el Coliseo, donde Gladiadores, peleaban con Leones...iEl León es mi animal preferido! Lo sé mi amor. Íremos a verlos. No, ya los hombres esclavos no pelean con leones en las plazas, ahora los peligros son muchos más fuertes.
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