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miércoles, 9 de agosto de 2017

La Casa Milà fue objeto de burla ciudadana y quejas del ayuntamiento. Hoy es un emblema.

Curioso la forma en que el ser humano cambia de parecer.  Ante las obras diferentes "la mayoría" suele reaccionar de forma masiva con el rechazo. Ha pasado con casi todos los que han roto la disciplina del orden establecido.
Gaudí  también tropezó con la ignorancia poco creativa de los funcionarios del ayto de Barcelona a inicios del siglo XX y hasta con el propio  Pere Milà i Camp. Con el que tuvo que ir a juicio por sus honorarios y terminó ganando.
Aquí algunos dibujos y burlas hacia La Pedrera cuando fue inaugurada. El primero como aparcamiento de Zeppelines es genial, el según como la nave de Noé en el Diluvio no tiene desperdicios, el tercero como cueva no está mal.
Añadí esa columna que parece que sobra, pues el inspector de urbanismo del ayto dijo a Gaudí que la quitará. El arquitecto se negó y le dijo si  la quitó la corto a la mitad y le pongo está cortada por el Ayuntamiento de Barcelona. Fue así que lo dejaron tranquilo. Y declararon la obra como "especial."
Es importante recordarle a la gente que lo que es diferente y distinto y se sale de las reglas y normas; podría ser moda e inspiración más tarde.

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