Le van a entrevistar por su último libro Falcó pero le es imposible no hablar del conflicto catalán. Lo curioso, es que dice las mismas cosas que dicen los independentistas sobre el origen del conflicto a nivel histórico pero nadie le ataca. La mayor risa es que cuando le mencionan a Puigdemont suelta los peores adjetivos. En cambio, dice exactamente lo mismo que él a nivel histórico del conflicto con matices, muy leves. Esto es un país donde nadie escucha ni lee al adversario. Y se comete el ridículo de coincidir creyendo que te diferencias.
El otro día me pasó con José María Aznar que destrozó a Rajoy por inoperante y dejar un vacío de poder en Barcelona desde el 2006. Y nadie le ataca, ayer este hombre (-que no me gustan ni sus libros ni sus artículos no lo he leído, tengo otros autores preferentes-) hace lo mismo, y yo corto y pego sus palabras idénticas a la justificación dada por un independentista.
Pero en algunos les está permitidos decir que en España el estado nunca ha sido fuerte y es un desastre. Si esto lo dice un catalán, encima 'indepe' le aplican el 155.
Hace unas semanas, en una entrevista en ‘El País’, el hispanista John Elliot vinculaba el descontento que motiva el problema catalán a los siglos XVI y XVII: revuelta ‘dels segadors’, Felipe IV y Felipe V, Guerra de Sucesión y Decretos de Nueva Planta. ¿Qué le parece como tesis?
- Es cierto, es cierto, el origen está ahí. España es un país que nunca cuajó como Estado. En Francia hubo una Revolución que acabó con el Antiguo Régimen, acabó con los privilegios feudales y jacobinizó el país y lo convirtió en un Estado fuerte, organizado y moderno. Eso permitió que, en teoría, no hubiese privilegios, que los privilegios estuviesen supeditados al bien común. En España nunca hubo guillotina, ni revolución y jamás fue purgado. Los de siempre, los curas, los aristócratas, el dinero y la Monarquía fueron pasando de un sitio a otro sin perder sus privilegios. Lo mismo pasó con los privilegios territoriales. La República Francesa aplastó La Vendée y la hizo sumisa a la idea de la patria y la nación francesa. Eso en España nunca ocurrió, nunca hubo un Gobierno central lo bastante fuerte como para imponer su centralismo y nunca hubo un Gobierno lo bastante plural como para crear un Estado Federal real con competencias lo claramente delimitadas… [Silencio, Pérez Reverte me mira unos segundos]. ¿Pero cómo me estás haciendo esta entrevista?
- Es muy interesante todo lo que está diciendo.
- [Ríe] Bueno, bueno, pues lo resumo: en España nunca fraguó ni el Estado plurinacional ni el Estado central. ¿Mi opinión personal? Yo soy jacobino, a mí me gustan los Estados fuertes; no ahora, ojo, digo históricamente. Creo que el camino para que España hubiera sido un Estado moderno y fuerte hubiera sido un XVIII y un principio del XIX jacobinos: una idea de nación a la francesa. Pero en España eso no se dio. Aquí se mantuvieron todos los vicios y malformaciones ancestrales y la modernidad nunca pudo combinarlas. Por eso Cataluña y el País Vasco no son más que los residuos, los restos, las consecuencias, dramáticas a veces y grotescas otras, de un Estado que nunca supo conformar su identidad de una manera coherente, ni jacobinamente, ni plurinacionalmente.
- ¿Estos territorios siempre han mantenido privilegios?
- Es que los privilegios siguen ahí. El problema de España es que los privilegios nunca han desaparecido; al contrario, se ha incrementado la insolidaridad.
Nota: Yo tomé solo las preguntas relativas a la historia de España y Catalunya.
"La vileza, la infamia y la irresponsabilidad que abocaron a la Guerra Civil siguen estando ahí"
12 noviembre, 2017 . El Español. l Periodista, escritor y académico Arturo Pérez-Reverte(Cartagena, 1951)
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