Nunca suelo festejar ni compartir este día. Para un poeta que escribe desde los 17 años escoger un día del amor es raro. Además todos sabemos del montaje comercial que se esconde detrás.
En cambio, el amor de los hijos, hace que el ridículo o tu condición de hortera cambie.
Ayer al regresar del cole cuando recogí a mi hija allí. Me regaló este doble corazón hecho con sus manos y me dio un beso profundamente dulce.
Lo que yo piense de este día se borró de un tiron y más feliz imposible. San Valentin deja de ser una horterada si tu hija te regala un corazón que dice en otro corazón más leve: Papa.
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