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lunes, 28 de mayo de 2018

María Llarás en bañador mira y espera

La poeta y amiga María Llaras no conoce a Edward Hopper cuando cuelga esta imagen en su muro.  Es demasiado joven para saber en qué estaba pensando aquella mujer en bañador como ella sentada en una cama.
María mira a quién la retrata. La mujer de Hopper está tan triste que ni mira a quien la retrata y tampoco sonríe.
Aunque Plotino ya había escrito que existir es ser retratado.
María quiere existir a través del retrato en la red. La anónima de Hopper le da igual su existencia, pues sabe que lo que lee o que acaba de leer no modifica su futuro.

María Llaras sabe que esta foto en la red es una opción de futuro, dependiendo de quién mire por azar su cuerpo, sujeto a los límites de ese bañador rojo.
La anónima de Hopper también sentada en la esquina de una cama y con casi todo recogido y las maletas hechas no quiere irse.
En cambio 
María entre su bañador, su sonrisa y la sombra 
intenta una invitación virtual a su intimidad. 


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