De vacaciones en Miami, (casi un mes) mi niña viene con ganas de gazpacho, canónigos, cerezas, sandía (sindria en catalá, es el melón para Cuba) fuet, kiwis y helados tradicionales y artesanales del Tío Che en Poblenou, Barcelona; y sobretodo, desayunos con ColaCao y pa amb tomaquet. Ser el responsable de esa transición a su natalidad catalana es un placer infinito para mi.
Tras tomar gazpacho y canónigos de cena me pide un kiwi, que ella ya eligió en la compra en el súper tras bajarse del avión hace dos días.
Traía, ademas de jet lag de horarios, jet lag de sabores con los que convive en sus veranos de Europa.
El gusto con que saboreó el kiwi fue especialmente memorable, pues me recordó que esta fruta yo la probé, acabado de aterrizar en Europa, en el barrio Chino de París.
Con total lógica, es de China, del valle cercano al río Yangtsé. Luego supe que diabetes, corazón, digestión y 52 calorías aporta y mejora el cuerpo esta baya marrona.
Con total lógica, es de China, del valle cercano al río Yangtsé. Luego supe que diabetes, corazón, digestión y 52 calorías aporta y mejora el cuerpo esta baya marrona.
Es quizás de las frutas que más disfruto por el frescor de su masa, y en mi mente, como en la de ella, uno sabe que vuelve a estar en casa...
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