En la pirámide invertida de Pei en París. |
A Gloria Casanova
Alicia Quintana y
Adelaida Quintana
Pasaba los veranos con mi abuela, a pesar de que mis padres ya lo habían dividido todo. Estar en el pueblo de Santa Isabel de las Lajas era la gloria, y Gloria, se llamaba mi abuela, cuyo padre había sido esclavo africano. Al ser liberado, le quedó el nombre asignado por su dueño, Abraham Olano... Una calle del barrio de Gràcia (Ros Olano), en Barcelona, que atravieso, cuando voy a comprar té siempre me lo recuerda.
Recién nacido, tallaron la silueta de mi planta del pie en una Ceiba, lejos de mi madre, así tuve protección espiritual cerca de un río, gracias a un ritual tradicional y bantú de mi bisabuelo. Más tarde, fui bendecido por un sacerdote católico en la iglesia de Las Mercedes, cerca del puerto, en La Habana Vieja ; esta virgen, fue la guía de mi bisabuela extremeña, quien bautizó a todas sus sobrinas con la misma virgen que es la patrona de Barcelona.
Entre otras vibraciones y mar en calma, existo junto a historias políticas que llevo al interior de mi cueva, paraíso o lágrimas de este blog.
Confieso que no sé donde está el paraíso, pero la forma que tiene de sonreír mi hija cuando la recojo en el cole, es una aproximación al paraíso. Cuando la beso... ella no sabe a veces me hago la pregunta... ¿Qué pensaría mi bisabuelo, esclavo africano, si supiera que su bisnieto y tataranieta son españoles?
Creo que sonríen, como tú y tu hija, yo y el mío.
ResponderEliminarEstán siempre ahí, en cada gesto que hacemos, esos nuestros de antes y de ahora, quedando para nuestros hijos.
Odette Casamayor