Estamos en el cruce de Cerdeña con Diagonal en Barcelona, yendo al trabajo, y unos amigos estaban saliendo para el aeropuerto para volar a La Habana, y nos llaman para despedirse. Les deseamos buen viaje En el coche, sin mirarnos, comenzamos a llorar, con la vergüenza de que el otro lo vea, como en el cine con las pelis lacrimógenas.
A pesar de estar orgullosos de no haber regresado a ese país, y eso parece por momentos que también de fuerzas, pero sabes que es falso, la jodida te invade y no sabes cómo te bajan las lágrimas de esa nostalgia que a veces es incontenible y tiene memoria húmeda y recuerdos de amigos de la isla, y piensas en esa canción de Pepe del Valle “A Cuba me voy” que te pondrías en el avión si volaras tú, y sabes que ahora en La Habana hay 34 grados Celsius, y sabes que vas a sudar como no lo has hecho en 15 años, y sabes que te cambiarías dos veces de camisa cuando salgas a la calle, pero eso no importa. Estás en ese lugar con que también sueñas quieras o no, a pesar de los blogs que escribas contra los que vuelven y se quedan, contra los que apoyan desde dentro y afuera a ese gobierno verde; a pesar de todo y de las ganas que tengas de votar en las elecciones municipales de esta esquina del Mediterráneo donde vives, y estar pendiente o no de lo que pasará.
A pesar de todo eso, recuerdas tu origen, te guste o no te guste, te jodes, porque elegiste un futuro diferente para tu hija y este leve dolor es parte del equipaje, de esta trayectoria.
Nota:
Milán Kundera en su novela La Ignorancia, lo explica mejor que nadie...
"En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa “sufrimiento”. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos “añoranza”; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra “nostalgia” tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: “te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia”. En español, “añoranza” proviene del verbo “añorar”, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m?ennuie de toi (equivalente a «te echo de menos» o “en falta”), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra “nostalgia” en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).
foto de William Perdomo, que sitúa la torre Eiffel en el Barrio Chino de La Habana magistralmente.
A pesar de estar orgullosos de no haber regresado a ese país, y eso parece por momentos que también de fuerzas, pero sabes que es falso, la jodida te invade y no sabes cómo te bajan las lágrimas de esa nostalgia que a veces es incontenible y tiene memoria húmeda y recuerdos de amigos de la isla, y piensas en esa canción de Pepe del Valle “A Cuba me voy” que te pondrías en el avión si volaras tú, y sabes que ahora en La Habana hay 34 grados Celsius, y sabes que vas a sudar como no lo has hecho en 15 años, y sabes que te cambiarías dos veces de camisa cuando salgas a la calle, pero eso no importa. Estás en ese lugar con que también sueñas quieras o no, a pesar de los blogs que escribas contra los que vuelven y se quedan, contra los que apoyan desde dentro y afuera a ese gobierno verde; a pesar de todo y de las ganas que tengas de votar en las elecciones municipales de esta esquina del Mediterráneo donde vives, y estar pendiente o no de lo que pasará.
A pesar de todo eso, recuerdas tu origen, te guste o no te guste, te jodes, porque elegiste un futuro diferente para tu hija y este leve dolor es parte del equipaje, de esta trayectoria.
Nota:
Milán Kundera en su novela La Ignorancia, lo explica mejor que nadie...
"En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa “sufrimiento”. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos “añoranza”; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra “nostalgia” tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: “te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia”. En español, “añoranza” proviene del verbo “añorar”, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m?ennuie de toi (equivalente a «te echo de menos» o “en falta”), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra “nostalgia” en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).
foto de William Perdomo, que sitúa la torre Eiffel en el Barrio Chino de La Habana magistralmente.
Muh lindo Arsenio. A mi tambien me has hecho llorar.
ResponderEliminarJorge Brioso
Besos para ti, para Yara y para la "Wikie" de mi parte.
ResponderEliminarJorge Brioso
A Ana Sanchez Aguilar le gusta esto.(facebook)
ResponderEliminarLa isla nos pertenece,depende de nosotros encontrar la entrada y la salida de ella sin que nadie intervenga,como antes hacian los bucaneros,por ejemplo.
ResponderEliminar:(
ResponderEliminarporque lo lei? y justo a esta hora de una tarde de verano que cae la luz y todo cuanto quisiera es estar sentada en el patio de mi casa.
ingeborg
Miguel Baluja Rodriguez se me salieron las lagrimas... joder tio yo que estaba bien jajajajaja saludos.(facebook)
ResponderEliminarQue yo sepa, en esta esquina del Mediterráneo, tampoco andamos muy boyantes; porque la economía es precaria, lo es la perplejidad del mercado laboral, la lacra del paro; lo sigue siendo la mengua de valores ético-morales demolidos o tirados por tierra. Y es que el barriobajero ambiente de la política y el miedo visceral hacia los insistidos yerros de la Judicatura, acojonan(...)
ResponderEliminarJose Miguel Ruiz Andrade