páginas vistas

jueves, 30 de junio de 2011

El mar en los labios: ostras!!!

La primera vez que comí ostras, fue en Burdeos, cuando llegué a Europa, 1999. Tras traerlas una camarera, Sarah, mi amiga cogió limón y le esparció un poco por encima. Cuando miré fijamente las ostras, advertí que éstas se encogían, y me pareció un crimen llevarme a la boca algo tan vivo, recordé el cuento Los asesinos de Hemingway. Y descubrí que la piel suave de las ostras sirve para que sepas que el mar también puede llevarse apaciblemente al paladar en forma de carne.
Luego comí ostras magníficas con Manolo Guirado, Yara y Gloria, en Bruselas, y en Collioure,
cuando fuimos a ver la tumba de Machado
Debo reconocer que toda esta pasión por las ostras se vio retomada cuando visité Cap-Ferret al este de la Bahía de Arcachón, Burdeos, con nuestra niña, su madre y Sarah. Allí los criaderos de ostras inundan esa bahía que cuenta con la Duna de Pyla, la más alta de Europa, estábamos en un lugar donde las sacan directamente del mar, una especie de estanque salado, donde no solo están vivas sino que te las comes cuando las desprenden de sus hermanas e hijas, el vino blanco que nos tomamos, muy frío, acompañando este acto no tiene comparación...




foto por Sarah Caron.  En Cap-Ferret, justo detrás nuestro La Gran Duna del Pilat . 
Nos rodean criaderos de ostras que acababamos de degustar.

1 comentario: