Hace unos días cuando recogí a mi hija del cole me dijo:- Pápa, unos niños que no son de mi clase me han dicho ¡chocolate!, en vez de Maya.
Con toda naturalidad le dije: ¿el chocolate no es riquísimo?- Sí! Pues, que te digan chocolate es fantástico. No pasa nada. Pasa de ellos.
Ayer cuando me enteré de que Lucrecia relanzaba su libro CD "Besitos de Chocolate" con canciones Ilustradas en L' Illa de Barcelona, no dude un segundo en saber que la llevaría a verla. Lucrecia, no es, ni ha sido amiga mía de los tantos músicos que conozco aquí. Pero a veces grita la tierra y me pongo firme. Ella, como yo, vivimos de frente a los desmanes de los hermanos dirigentes en aquella isla; y ambos con hijos nacidos aquí ella antes que yo, teníamos razones de sobra para confluir y así fue.
"Maya Chocolate" le terminó firmando el libro Lucrecia a mi niña y contándole que en Cuba a ella sus profes le decían eso: chocolate. Antes Lucrecia se emocionó cuando habló de los tantos besos que recibió de niña en Cuba por toda su familia y que estos besos en forma de libro y música es el cariño que ella le devuelve a todos los niños.
En 2004 publiqué un poema en La Vanguardia de Barcelona que dediqué a Lucrecia por su trabajo musical en la peli "Balseros" nominada a Óscar como mejor peli extranjera. Le debía un encuentro así y la felicidad de mi niña que le dijo con orgullo: ¡mi padres son de Cuba!
Escuchar el libro CD con mi hija acabados de despertarnos al otro día hoy (Domingo de Ramos) fue una experiencia notable: sones, guarachas, baladas pop todas con el sello personal y creativo de Lucrecia; no obstante, abrazarle y darle un beso tras su canción "Eres la Melodía," supera la sensibilidad de lo que soy.
"Eres la melodía de tu hogar. Ahora mi sol, tú has de descansar."
Gracias Lucrecia.
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