páginas vistas

miércoles, 23 de marzo de 2016

Tienda de Chocolates Pierre Marcoliní en Bruselas.

Sin dudas, una de las anécdotas más bonitas que me ha ocurrido en Europa, fue cuando entré a la tienda de chocolates P. Marcolini, con más de cuatro plantas dedicadas a delicatessen de chocolates de todo tipo. Dentro había una cubana que me reconoció por el acento y me preguntó ¿si era cubano? cuando le dije que sí, comenzó a llorar. 
Hacía meses no hablaba con un cubano y llevaba dos años viviendo allí. No se adaptaba al frío y estar vendiendo chocolate por muy bueno que pareciera, ella prefería tocar piano. Eso sí, no iba a volver a Cuba ni muerta.

 

Cuando en mi trabajo mi amigo dominicano me dijo que los yihadistas islámicos asesinos habían atentado en Bruselas, lo primero que me vino a la mente fue su  rostro. No sé nada de ella. No sé si aun, diez años después sigue allí. Ojalá no le haya pasado nada. Ni a ella ni a sus más cercanos.

 

Rue des Minimes, 1, Brussel, Bélgica. 
Tienda Pierre Marcolini.














No hay comentarios:

Publicar un comentario