He visto tocar a Omar Sosa en... La Habana, Sevilla, París y Barcelona (esta última varias veces). He visitado su casa en Cuba. Nos hemos encontrado en Barcelona en la presentación de un libro de Paquito d Rivera.
Nunca Omar Sosa ha sido él mismo. No es mejor que el anterior. Es igual de bueno del siguiente que voy a ver. Su creatividad no depende del formato instrumental que lo veas tocar. El crece y mantiene toda su intensionalidad conceptual de trascender su alma en aquel que le escucha.
Ayer por primeva vez lo vi con mi hija. Antes de empezar cruzamos una palabras y le dije que la había traído que al final nos veíamos y así fue.
La última vez que lo vi fue en Luz de Gas con Cristina Pato y Paolo Fresu, algo tan distinto y creativo como esto, en otro formato de friscornio y gaita. Siempre jazz del muy bueno.
Ayer se presentó a dúo con Gustavo Ovalles que toca todos los instrumentos de percusión afrovenezonalos y afrocubanos posibles, antes de irse a Japón y Francia.
El venezolano Gustavo lleva la percusión a un lugar donde nunca ha estado tu oído.
Ayer hizo solos con trozos bambúes, con calabazas, con maracas, con batas, congas y otros instrumentos. Siempre improvisando y sacando lo mejor de Sosa en las improvisaciones. Ambos buscándose de forma matizada y sublime.
Es mi primer gran concierto de jazz con mi hija. Ella sabiendo que Omar y yo nos conocemos hace años; se lo dije en casa y le enseñé fotos de él Paquito de Rivera y yo, me dijo, papá quiero conocerlo antes de irme.
Su cara de felicidad fue parecida a cuando hemos estado con la cantante Lucrecia este mismo año aqui en Barcelona.
Es una suerte vivir aquí y tener dos referentes del lugar dónde nací. Es una forma de mostrarle el hilo conductor de lo que soy a través de la música. Y buena música.
El percusionista venezolano, Gustavo Ovalles, mi hija y pianista Omar Sosa.
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