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martes, 9 de abril de 2019

Mario Maeso y Candombe Cool en La Cueva de Grácia sacan sonidos a la caricia del cuero.

Mario Maeso en la Cueva hace unos días me sorprendió con Silvio Rodríguez en Gràcia, versión Candombe, tocado por él y acompañado con ese tambor piano (Álvaro Candombe Cool) que cabe todo un país (Uruguay) y varios ritmos con el cual Rubén Rada me partió el corazón siendo un adolescente habanero en un festival de jazz. Yo no diría que Maeso canta acompañado de ese tambor, creo que ha salido de él y juega a hacernos creer que es un hombre con una guitarra que canta.

He nacido para la música, mis textos y la que toco hablan por mi, mis amigos músicos y lectores lo saben. Y los cantautores de Cuba, Brasil y Europa, se acompañan de todas las maneras posibles si hablamos de percusión, pero Maeso, proyecta su emoción ( toda música es una emoción) con un tambor que nació imitando los tambores de Cuba, pero ahora él es la música en sí mismo. Pues su grave lo hace único, se llama Piano, y  es una voz, que si lo tapas por esquinas, salen otras voces que llegan a ser un coro.
Decía más arriba que fue en La Habana que lo vi por vez primera, Rubén Rada, El negro Rada,  los tocaba acompañado por el grupo Irakere y aquello casi eran truenos, era el año 1985 y el registro de ese tambor ya cambió mi oído.
Maeso y Álvaro Candombe cool, no lo toca o tañe, más bien lo acaricia. Y sacarle sonidos a la caricia para acompañar una canción es sublime, es algo extraordinario. Eso es Maeso, que ya convertía su guitarra en un rasgado de Candombe, yo no conozco otro que lo haga, aunque sea Uruguayo, y eso me hace feliz, no solo a mí si no a todo aquel que tiene la suerte en Gràcia.



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