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sábado, 31 de diciembre de 2016
Café Les Deux Molins. El café de Amelie se resiste a la invasión hipsters.
jueves, 29 de diciembre de 2016
No conozco una canción que me retrate más en el mundo: Biromes y Servilletas. Un día del cumple de mi madre en París solo.
"Andan por las calles escribiendo, y viendo y viendo
Lo que ven lo van diciendo y siendo y siendo
Ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
Van contando lo que ven y lo que no, lo fantesean"
Sé que muchos lectores
y seguidores le gusta saber quién es ese que escribe sin parar. Que hay detrás
y dentro de él. Qué tiene o qué falta en
su vida que no para de ordenar palabras para otros sin saber en realidad por
qué lo hace. No sé si les decepciono diciéndoles que yo no lo sé.
Que yo
escribo, que soy padre y poeta. Pero esta canción cantada por Milton Do Nascimiento
en castellano, me retrata de una forma tan visceral que es mi Valium personal
tras cada derrota o partida; que me salva de suicidios personales y virtuales. Los
días de cumple de mi madre son siempre de reflexión larga, si estoy lejos de mi
hija me conecto más que nunca a una isla.
Aunque ya no
escribo con Biromes (lapiceros) ni servilletas, ahora lo hago en pantallas
táctiles, en La Habana si lo hacía cuando la descubrí, la sangre sigue
navegando bajo ese dolor.
No estoy
seguro que me gustaría escucharla en verano.
Es una canción de otoño-invierno. Escuchada en parís en un café en Montmartre
como lo hago con cascos es lo más correcto, nunca huyo de la nostalgia aunque su
abrazo duela.
Es una canción
perfecta cuando vas solo y es domingo andando por un frente marítimo; yo elijo
el mediterráneo o la barceloneta, en Barcelona, en París claro está el Sena, sus
bordes. Tú Cádiz, Málaga o San Sebastián... (La Habana o el malecón es mi ADN)
da igual, pero que sea el mar o río; o sea, humeda. También puede ser esa parte
del Sena o del Danubio, cuando dejan el centro urbano de París o Praga.
Si hay una
canción para recordarme si un día no estoy, que pasará pronto, soy mayor,
seguro será esta. No importa la forma en que me haya ido de aquí, esta puede
ser la última antes que termine todo.
Biromes y servilletas
"En Montevideo hay poetas, poetas, poetas
Que si bombos ni trompetas, trompetas, trompetas
Van saliendo de recónditos altillos, altillos, Altillos
De paredes de silencios, de redonda con puntillo
Salen de agujeros mal tapados, tapados, tapados
Y proyectos no alcanzados, cansados, cansados
Que regresan fantasmas de colores, colores, colores
A pintarte las ojeras y pedirte que no llores
Tienen ilusiones compartidas, partidas, partidas
Pesadillas adheridas, heridas, heridas
Cañerias de palabras confundidas, fundidas, fundidas
A su triste paso lento por las calles y avenidas
No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles
Sólo pasan a papeles, papeles
Experiencias totalmente personales, zonales, zonales
Elementos muy parciales que juntados no son tales
Hablan de la aurora hasta, cansarse, cansarse
Si tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse
Nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, Escriban
Su mania su locura su neurosis obsesiva
Andan por las calles los poetas, poetas, poetas
Como si fueran cometas, cometas, cometas
En un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido
Impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido
En Montevideo hay biromes, biromes, biromes
Desangradas en renglones, renglones, renglones
De palabras retorciéndose confusas, confusas, confusas
En delgadas servilletas, como alchólicas reclusas
Andan por las calles escribiendo, y viendo y viendo
Lo que vem lo van diciendo y siendo y siendo
Ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
Van contando lo que ven y lo que no, lo fantesean
Miran para el cielo los poetas, poetas, poetas
Como si fueran saetas, saetas, saetas
Arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo
Hiciera regresar para clavarlas en Montevideo"
29/12 2016, París.
Me encantó tocar en París con músicos callejeros en Sacré Coeur.
Lo que si no podía pensar era que paseando por Montmartre, justo ante la Basilica de Sacré Coeur, iba a tener la seguridad de coger el cajón de estos músicos callejeros que estaban vendiendo su disco y pasando la gorra, y ponerme a fluir con ellos en la coda de su canción.
La libertad es el conocimiento de una necesidad, exactamente igual que la felicidad. Yo sentí la necesidad de ser feliz tocando con ellos y así lo percibieron.
Sería curioso ver que contaran en sus casas los muchos turistas que se aglomeraban tras mi sobrino que me grababa y hacían fotos... Esto es el encanto de una ciudad como París.
Despegando de París con el cuerpo pegado el suelo por las raíces...
Ya sé que estoy despegando. Es real la sensación de volar, el capitán advierte que miremos a la derecha para echar un vistazo por última vez a la Torre Eiffel, al arco y las avenidas... Pero hay parte de mi cuerpo hecha raíces que se niegan a despegar. Cierro los ojos con la ilusión de pensar que el cerrar el hilo visual ya...
No, mis pies siguen en una terraza en Montmartre. Mis brazos siguen abrazando a mi sobrino en la Gare de Saint Lazare mientras se marcha tranquilo después de pasar otra noche juntos en París, haciendo habitual lo insólito.
Mi voz sigue ante el ordenador de Sarah hablando de los dos libros que estamos haciendo y voy insertando en mi cabeza y luego ella en sus paginas a través de Faisal los textos. No sé el momento en que mi voz dice que debería llevarme dos o tres ostras de Normandía e intentar criarlas en la Barceloneta y así tenerlas cerca,
Si mi cuerpo ya está volando ilusionado al encuentro el domingo con mi niña que ya lo necesita, pero parte de mi sigue en París, abriéndose camino entre las piedras e hundido en el asfalto para volver pronto a la semilla donde siempre alguien me espera, y eso es una suerte sin precio. Después de venir tantas veces a este lugar el río entra por algún lugar de tu ADN y se queda ahí, en la o de nostalgia.
Para colmo cojo el teléfono móvil me pongo los cascos y conecto la música y sale Milton con este retrato de poeta triste que es lo que soy saliendo de esta ciudad bendita...
..................................hay poetas, poetas, poetas
Que si bombos ni trompetas, trompetas, trompetas
Van saliendo de recónditos altillos, altillos, Altillos
De paredes de silencios, de redonda con puntillo
Y proyectos no alcanzados, cansados, cansados
Que regresan fantasmas de colores, colores, colores
A pintarte las ojeras y pedirte que no llores
Pesadillas adheridas, heridas, heridas
Cañerías de palabras confundidas, fundidas, fundidas
A su triste paso lento por las calles y avenidas
Sólo pasan a papeles, papeles
Experiencias totalmente personales, zonales, zonales
Elementos muy parciales que juntados no son tales
Si tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse
Nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, Escriban
Su mania su locura su neurosis obsesiva
Como si fueran cometas, cometas, cometas
En un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido
Impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido
miércoles, 28 de diciembre de 2016
Fachada de la muerte de la Sagrada Familia.
Fachada de La Muerte de la Sagrada Familia
No me gusta esta fachada de Gaudi. Soy más fan de la fachada del nacimiento por la calle Marina. En cambio, tras cinco días sin verla por estar en París, me reconcilia con mi vida cotidiana de tener que trabajar en otra ciudad elegida por mi, después de visitar lo que considero el Paraiso.
lunes, 26 de diciembre de 2016
La pastelería francesa de París.
Muere Eliseo Subiela: Un hombre mirando al sudeste y al Lado Oscuro del Corazón
Luego cuando hizo "El Lado Oscuro del Corazón"(1992) con el actor Darío Grandinetti, que hacia de un poeta que tras hacer el amor con sus amantes "si no volaban" o --sea no estaban a la altura- las hacia desaparecer desde la cama con un botón que apretaba. Claramente, advertía a los creativos que escogieran bien con quien reposar su existencia vital sino tendrían fracazo asegurado.
domingo, 25 de diciembre de 2016
Malena: tú Cortázar in black in París
"a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua."
Ya no hay petril de hierro o barandilla. Las han tenido que quitar para que los tontos no pongan los candados en el puente. Ya no es el mismo puente.
París o la belleza bajo la niebla.
Pero la imagen que me hice antes de venir aquí desde La Habana estuvo siempre marcado por lienzos y literatura donde el clima era este.
Desayuno en Montmartre. Mi sobrino y yo.
Siempre he pensado cómo puede ser tan bueno el pan, la confitura, las crêpes, en Francia tan cerca de España, y tan diferente. De Montmarte se ha dicho y escrito de todo. Pero un desayuno simple con mi sobrino en exclusiva, la primera persona que vi nacer y cargué en brazos llena de un poder y convencimiento extraordinario.
"El desayuno tal y como la conocemos hoy en día no siempre existió. Su historia comienza en el Renacimiento cuando el pan de mantequilla mojado en leche apareció, seguido de cerca por el café, importado de Turquía, conquista la corte de Luis XVI. Pero fue en el siglo XIX que empezamos a usar la palabra "desayuno". En la ciudad, comenzamos el día con tostadas y café con leche o café."
viernes, 23 de diciembre de 2016
Hacia París, navidades 23/12- 2016...
"La Felicidad es una pluma que el viento vuela por lo alto"...
Eso lo dice María Bethania en la canción "A Felicidade." Justo cuando estoy a punto de coger un avión (Air France) a volar a París a pasar la Navidad 2016.
Un París que no acaba nunca, pase lo que pase... Luego, continua Bethania, "que para que esa felicidad se mantenga, precisa que haya viento sin parar."
Lleva razón.
La continuidad de la felicidad es casi imposible, sin el viento que es el aliento de tener amigos por tantos años. Mantenidos a distancia o cercanos.
Aunque para mí no es cuando esa pluma está en lo alto cuando hay Feicidad, sino cuando aterriza y sé que he vuelto a casa. A París donde comencé mi trayectoria de vida en Europa y donde siempre estoy seguro de encontrar entre amigos entrañables como Sarah Caron calor y Felicidad.
Ahora me rompé el sistema emocional dejar Barcelona a punto de caer la tarde donde la belleza es un ángulo entre el cielo y el mediterraneo donde mi hija está justo en el centro de mi partida.