EL ÁNFORA DEL DIABLO
Antología de novísimos
narradores cubanos
Selección, prólogo y
notas de Salvador Redonet
Letra Negra Editores,
Guatemala, 2002
El conocido texto bíblico “Los últimos serán los primeros” se hizo
realidad con la
generación más joven de cuentistas cubanos. Si diez años atrás su obra no
fue recibida
ampliamente en el circuito cultural de la isla, hoy sus piezas han sido
premiadas en
importantes concursos literarios nacionales e internacionales y su quehacer
es uno de
los que más se publica no solo por editoriales cubanas.
Recientemente, Letra Negra Editores presentó una selección que permite
acercar-
se a la obra de este grupo. Las 15 narraciones que propone
El ánfora del diablo
tienen
una marcada afinidad, más allá de fechas y años de nacimiento de sus
creadores; y su
mayor importancia descansa en que en ellas predomina la búsqueda de nuevos
prismas
para recrear artísticamente la realidad, a través de voces narrativas de
certera agudeza
crítica frente al contexto cubano de los últimos años, y que han sido las
experiencias
142
vividas por los autores reales de los textos o por sus contemporáneos. Por
ejemplo, en
los cuentos están tratados asuntos referidos a la sexualidad mediante
diferentes estrategias narrativas; pero siempre en oposición a tabúes y
convenciones universales conocidas y establecidas, que condicionan actitudes y
conductas (no solamente individuales) impidiendo el total desarrollo o
expresión del ser humano.
Aparece también el mundo de los freakes, cuyo universo literario integra el
terreno de las artes, el rock y la narrativa. Así, el texto posee una rica gama
de intertextualidad
artística. Pero, fundamentalmente, en esta arista sobresalen los personajes
considera-
dos como marginales o cuasimarginales, cuyas manifestaciones
socioculturales están
marcadas por sus peculiaridades bien específicas y ajenas a lo común.
Otros temas significativos emergen en
El ánfora del diablo
: la presencia del SIDA
entre los jóvenes, reflexiones sicológicas, filosóficas y homoeróticas, así
como la facilidad en algunos contextos para el uso de drogas y exceso en el
consumo de bebidas.
No es que algunos de estos temas nunca se hallan tratados en la historia de
la literatura
cubana. No. Sucede que esta generación los asume desde una perspectiva
desinhibida.
Se aparta de tabúes, esquematismos, estereotipos y va más allá de
concepciones universalmente preconcebidas sumado a las búsquedas formales y
experimentaciones
escriturales.
La voz femenina se niega a pasar inadvertida en
El ánfora del diablo
y, aunque no
es mayoritaria, la perspectiva de dos autoras demuestra la valía de su
quehacer y la
fuerza de su verbo, en ocasiones reflexivo y en otras, desafiante e
irreverente.
Algunas de estas obras se conocían de manera aislada, pero sin brindársele
el verdadero valor que poseen. Por tanto,
El ánfora del diablo constituye un volumen de atrevidas y novedosas
propuestas para el contexto cubano actual, que carecía de publicaciones con estas
características en forma de volumen. Del mismo modo, el conjunto de relatos
resulta valioso, no solo desde el punto de vista temático sino también por su significado.
Así, muchos de los cuentos publicados son altamente
transgresores en el plano de la escritura y del montaje de las secuencias
narrativas de
sus discursos.
Gracias a la edición de El ánfora del diablo existe la posibilidad de conocer
a
miembros representativos de una promoción que había trabajado, en cierta
medida, de
manera aislada y silenciosa; por lo que la idea de reunirlos era una
necesidad literaria
que ya ve solución, para el bien de los autores, de la literatura cubana y Centroamericana.
La evolución literaria de los “novísimos” narradores en su contexto
cultural re-
cuerda un verso de la poetisa cubana Dulce María Loynaz (Premio Cervantes
1992) al
decir: “seré como el río, que se despeña y choca, y salta y se retuerce.
¡Pero llega al
mar!” y la obra de estos jóvenes artistas está echada a la mar siempre en busca
de
nuevos horizontes.
Mauricio Núñez Rodríguez
Crítico e investigador literario
Centro de Estudios Martianos
Cuba
REVISTACHILENADELITERATURA Nº 63, 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario